Barcos gigantescos, áreas civiles que fueron bases militares y un legado histórico único en el mundo.

En el año 1903, Panamá y Estados Unidos firmaron un tratado mediante el cual, el país norteño emprendería la construcción de un canal interoceánico para que transitaran barcos a través del Istmo de Panamá. Este monumental proyecto fue terminado en 10 años a un costo aproximado de $387 millones. 

Los desafíos de ingeniería incluían cavar a través de la Cordillera Continental, construir la represa más grande del mundo en aquella época, diseñar y construir el canal de esclusas más imponente nunca antes visto, ponerle las más grandes compuertas que jamás se habían colgado, y resolver problemas ambientales de enormes proporciones.

Zona del Canal

La experiencia previa y fallida de los franceses, les dejó bien claro a los estadounidenses lo siguiente: la única manera de lograr reclutar la fuerza laboral que necesitaría tan monumental obra, era asegurándose de crear un ambiente sano, seguro y agradable para sus empleados provenientes de diferentes destinos, etnias y culturas. 

Al principio, los norteños se encargaron de sanear las ciudades terminales de Panamá y Colón, especialmente para erradicar el mosquito de la malaria y la fiebre amarilla que tantas vidas había cobrado. Luego crearon comunidades completas que incluirían, hospitales, iglesias, comisariatos, centros educativos y clubes sociales. Un área que llegó a albergar hasta 100,000 personas durante la segunda guerra mundial.

Aún hoy, 20 años después de haber concluido el capítulo norteamericano, se pueden sentir en las calles, veredas y edificios de aquellas comunidades, ese aire que se respiraba en las áreas pertenecientes a la Zona del Canal.  El gobierno de la “Zona” no solo administraba las operaciones del Canal, sino también todas las actividades secundarias que apoyaban esa infraestructura. Además, se aseguraron de preservar el estilo de vida y costumbres que tenían arraigadas en Estados Unidos, lo que creó una diferenciación entre los “Zonian” (los que nacían en esa área) de la población panameña. 

Quienes nacieron o los que vivieron muchos años en la “Zona”, mantienen ese sentimiento de querer volver a Panamá. Algunos comparten sus añoranzas a través de clubes, cartas y sitios en Internet. Muchos se quedaron, formaron familias con panameños y asumieron una cultura bilateral.  Así fue que las culturas se fueron entremezclando e incluso tradiciones como “Thanksgiving” o “Halloween”, aún son celebradas en algunos hogares panameños. 

La influencia de casi un siglo de historia de la Zona del Canal, se percibe entonces, en algunas costumbres panameñas, ya que han moldeado mucho en nuestras preferencias y simpatía por esa cultura, entre otras cosas.

Lugares a Visitar en el Pacífico 

  • Esclusas de Miraflores

Un espacio donde se podrá vivir una experiencia única del Canal de Panamá, es el Centro de Visitantes de Miraflores. En las salas de exhibición se muestra la historia, biodiversidad, funcionamiento del canal y su importancia internacional de manera didáctica. El edificio cuenta con tres niveles que permiten observar el funcionamiento del canal, el paso de los barcos por las esclusas y el movimiento de las mismas. El mejor lugar para tomar fotos y conservar un recuerdo de esta maravilla de la ingeniería mundial.

  • El “Causeway” de Amador

Construido en 1913, con rocas excavadas del Corte Culebra durante la construcción del Canal de Panamá, la Calzada de Amador conocida también como “Causeway”, une a la Ciudad de Panamá con cuatro islas: Naos, Perico, Culebra y Flamenco.
El sitio formaba parte de un conjunto militar estadounidense llamado “Fuerte Amador”, establecido para proteger la entrada al Canal de Panamá. Actualmente pueden observarse algunos vestigios de las instalaciones militares en estas islas.

El “Causeway” se ha convertido en uno de los lugares más populares y visitados de Panamá. Un sitio con una bella vista del horizonte citadino, y los barcos que esperan entrar al canal. El lugar perfecto para caminar, ejercitarse y disfrutar de un agradable tiempo en familia y amigos, o para pasar un tiempo ameno en alguno de sus restaurantes de comida típica e internacional. 

Entre los lugares más visitados en esta calzada se encuentra el Museo de la Biodiversidad, y en la Isla Naos está el Centro de Exhibiciones Marinas de Punta Culebra, en donde se tiene la grata experiencia de ver en su hábitat a un oso perezoso o ver la fauna marina de nuestro país.

  • Clayton

Anteriormente fue una base militar de Estados Unidos, donde acantonaba principalmente la armada. Hoy en día es una ciudad jardín donde hay oficinas gubernamentales, privadas y de organizaciones no gubernamentales (locales y extranjeros), además de miles de panameños y extranjeros que se han establecido en nuevos proyectos de bienes raíces, como también, han optado por adquirir las residencias donde antes vivían los estadounidenses en la antigua Zona del Canal. 

La Ciudad del Saber también es un área creada para el desarrollo de la innovación, la cultura emprendedora y la sostenibilidad con alcances internacionales. Desde sus instalaciones, muchas personas de todas partes del mundo colaboran para desarrollar iniciativas que generen cambios en la sociedad, y que dejan un legado para el mundo. Continuamente tienen actividades culturales e inclusivas que son abiertas al público. 

Lugares a Visitar en el Atlántico 

  • Esclusas de Gatún

Estas colosales estructuras de la ingeniería son de aproximadamente una milla (1,5 kilómetros) de largo, donde suben los barcos a unos 85 pies (26 m). Se necesitan dos juegos de esclusas para hacer lo mismo en el lado Pacífico del canal. Cada una de las tres esclusas de Gatún es de 1,000 pies (305 m) por 112 pies (34 m).

Aquí no hay un museo, pero si disponen de una plataforma de observación. Este lugar tiene una vista estupenda, no sólo de las esclusas, sino también del lago Gatún y la entrada del Caribe en el Canal de Panamá. Observar los grandes buques atravesar las esclusas sin espacio a los lados, es fascinante.

  • Esclusas de Agua Clara 

El tercer juego de esclusas permite el paso de barcos Post Panamax (más grandes de los que las esclusas originales permiten) del Atlántico al Pacífico y viceversa. El Centro de Visitantes de Agua Clara, es un nuevo concepto de centro tipo parque, con terrazas y plataformas abiertas, techadas y escalonadas, en las que se puede disfrutar del Canal de Panamá, pero en un entorno de exuberante belleza, rodeado de naturaleza y de vistas de las Esclusas de Agua Clara junto a las de Gatún.

Además, desde su mirador suspendido a 60 metros de altura, y a 50 metros del Canal, cuenta con dos senderos ecológicos hacia el bosque, ideales para disfrutar de una jornada muy completa. 

El nuevo Centro de Visitantes de Agua Clara – que reabrió sus puertas al público el 15 de mayo de 2021 – ofrece una experiencia única, para la observación del funcionamiento del Canal de Panamá y conocer los datos más curiosos de esta obra en un punto menos conocido por los turistas extranjeros.

Tren Transísmico 

Al iniciar operaciones en 1855, se le denominó “Ferrocarril Interoceánico”, más tarde fue conocido como el primer transporte transcontinental en el mundo. Panamá se convirtió en el único lugar en donde se podía trasladar contenedores en una franja aduanera del Atlántico al Pacífico en menos de cuatro horas. Se dice que el ferrocarril de Panamá fue una millonaria inversión de empresarios de Nueva York, y que fundaron una ciudad a la que nombraron “Aspinwall”, ahora la ciudad de Colón.

Actualmente, el Panama Canal Railway Company, rige la operación del ferrocarril, donde ofrecen un servicio a pasajeros (altos ejecutivos, comerciantes y turistas), por una travesía en medio de un área selvática panameña. Además, recorre a lo largo de la ruta del Canal entre ambos mares, (76.89 km), con una duración de una hora y 15 minutos. El tren también ejecuta operaciones de carga y descarga. 

Viajar por esta ruta ferroviaria es comprar un boleto para realizar el viaje que hicieron miles de aventureros que cruzaron por Panamá en busca del oro de California, o imaginarse cómo se trasladaban los franceses en el siglo XIX en su empeño por construir el canal, y los estadounidenses a principios del siglo XX. 

Cruzar el Istmo y vivir la aventura de viajar de un océano a otro en poco tiempo, es una realidad garantizada en esta travesía inigualable.

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